Rafael Cid y Aniceto Arias analizan la situación que se vive en Grecia tras el asesinato por parte de la policía de Alexandros Grigoropoulos.
Como si de una siniestra tradición se tratara, cada vez que la justa protesta y la rebelión popular alcanza la calle, se produce la muerte “accidental” de un anarquista a manos de la policía. Será que la mala reputación de la que, según Brassens, hacen gala los libertarios, les convierte en víctimas propiciatorias para el panóptico social.
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